Gabo decía que Colombia era un país que le había dado la espalda al mar. Del mismo modo, también hemos estado "de espaldas al campo" y pues la mayor parte del campesinado pareciera tener su propio sueño americano: irse a la ciudad. Según expertos en el tema, hay al menos tres factores que han hecho disminuir la población en el país del sagrado olvido, del CVY, del tapen-tapen y de las maravillas tantas que nos cobijan como las escondidas cascadas de tres pisos bautizadas con el hermoso nombre indígena de Nataima en Alvarado Tolima.
El cierre en este mes de la escuela La Caima, es una ficha del domino - y seguramente del efecto domino- que, en el municipio nortolimense inicio con el cierre de la escuela Leticia hace un par de lustros. ¿Cuáles escuelas le seguirán a la recién cerrada escuela ubicada en la otrora tierra de Los Caimas?
La escuela La Caima, antes de ser un difunto del sistema educativo colombiano fue generosamente apoyada, no solo por rectoría y directivos de la IE General Enrique Caicedo -a la cual estaba inscrita- sino por una parte del sector privado alvaradense, el Hospital municipal y se recibieron interesantes donaciones en forma de libros que fueron a las fincas de los educandos, entre otros. Incluso ocurrió un milagro entre Abril y Mayo del presente año cuando la maquinaria amarilla apareció en la vereda, hecho que seguramente se repetirá por allá en abril del 2028 cuando se estrenen las esperadas 4 películas de The Beatles en nuestro planeta.
Me dice la IA que la ciudad se llena de sueños mientras el campo se queda con la nostalgia de lo que se fue. No obstante, esta problemática, la de la soledad del campo, puede ser una magnifica oportunidad para los gobernantes locales o departamentales de dejar ver su talante. Es ahí donde se debe pasar de los discursos veintejulieros a la acción y de la indignación a los hechos. Gestionar, gestionar y gestionar podría ser el lema de los actuales mandatarios para salvar las escuelas rurales de un efecto domino que le respira estaría respirando en la nuca a escuelas y colegios de nuestras selvas de cemento.
El campo nacional, salvo contadas excepciones, se esta quedando sin estudiantes, se esta quebrando ¿con que lo curaremos?...con cascara de huevo, burritos al potrero.